lunes, 16 de marzo de 2020

Esperando su mensaje.


Pero nunca llega, y no sé si sea lo mejor, pero por mi parte, no puedo estar sin pensar en el, sin querer saber ¿cómo está? ¿Como se siente? ¿Que ha hecho? ¿Si me extraña por las noches cuando va a dormir? Por qué si me lo preguntara a mi, le diría que si, que a diario lo extraño. Por las mañanas al despertar y no verlo a mi lado, al no poder abrazarlo y quedarnos un rato más así, acostados, sintiéndome la persona más afortunada del mundo por tenerlo a mi lado. Por las tardes para hablar con el, contarle cómo ha estado mi día, preguntarle si ya comió, y ansioso esperar para volver a verlo. Lo extraño para prepararle la comida y esperar a comer con el, ver lo hermoso que es y lo feliz que me hace. Lo extraño por las noches para ver una película, o para simplemente acostarme a su lado, abrazarlo, besarlo y sentirme súper afortunado de tenerlo. El nunca supo cuanto lo amaba y, no es su culpa. Yo no supe demostrar lo que sentía, no supe hacerle saber que era y, que es para mi. Que con solo verlo ya estoy feliz, y que fortuna estar a su lado, escuchar como habla, ver cómo se mueve, la simple forma en la que sonríe, ya con eso me tiene a sus pies. Pero no supe demostrarlo. Quisiera darla las gracias a él, al chico que hizo de mis días con el, los más hermosos que he podido vivir hasta ahora, que supo hacerme sentir el hombre más afortunado de la vida, y el más feliz. Quisiera escribirle a él, pero se que es mejor no hacerlo. Por qué aunque lo ame, no le hago bien, y quiero que sea feliz, quiero que esté en paz, que sienta seguridad y que nada pueda hacerle mal. Ni yo mismo. 

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